CASTILLO, Carmen (Santiago de Chile, 1923).- Poeta y literata.
Hacia 1967 se desempeñaba como directora del ‘Pen Club’ en su
país. Previamente estuvo a la cabeza de la Sociedad de Escritores de Chile. Pertenece a
varias instituciones culturales (chileno-ecuatoriano, chileno-colombiano y
otros). Miembro del Consejo de Monumentos Nacionales de Chile. Ha sido enviada
por el Estado chileno en múltiples misiones culturales al exterior. Su trabajo
más celebrado por los bolivianos es el ensayo titulado: Una visión personal de la poesía boliviana (1967), editado por la Universidad Mayor
de San Andrés de La Paz,
con nota introductoria del escritor boliviano Porfirio Díaz Machicao. En el
libro de 77 páginas son objeto de valoración autores como: Adela Zamudio, María
Josefa Mujía, Gregorio Reynolds, Antonio Avila Jiménez, Franz Tamayo, Juan
Carriles, María Quiroga Vargas, Yolanda Bedregal, Jaime Saenz, Alcira Cardona y
Julio de la Vega. “Me
permito venir a vosotros mis amigos, con
personalísima evaluación de vuestra poesía. Pero lo hago con amor a la belleza,
con justicia a sus altos valores y con la sensibilidad del poeta. Tierra la
vuestra que siempre atrajo mis simpatías…”, con estas palabras la autora
chilena presentó en 1967 (hace ya más de 40 años), este su ensayo. Estuvo en
Bolivia entre fines de 1966 y mediados de 1967. Se sabe que en diciembre del 66
ofreció una conferencia en el Paraninfo de la Universidad Mayor
de San Andrés con auspicio de la
Facultad de Filosofía y Letras. También por aquel tiempo viajó
a la zona de los Yungas paceños.
Del conjunto de los autores citados en el libro, rescatemos –a
manera de ejemplo– la valoración que hizo de la obra del poeta paceño Jaime
Saenz (1921-1986), con los siguientes conceptos: “Jaime Saenz es el poeta de refinado y alucinante cantar. Distorsionador
desesperado de la belleza, la observa por prismas de cuasi locura, se diría que
vive en oniromancia permanente, desde los títulos de sus libros se asoma lo
sorprendente y fantasmal e hiperestésico ‘Muerte por el tacto’, ‘Es escalpelo’,
‘Aniversario de una visión’ y ‘Visitante profundo’. Es un tierno ilógico y
fantasmagórico paisaje del alma y sentimiento en que estampa en versolibrismo,
casi conversaciones lírico-onirrománticas que parecen arrancadas a regiones del
más allá”.
Posteriormente el boliviano Porfirio Díaz Machicao en artículo
publicado en 1968 en la revista ‘Signo’, manifiesta un especial aprecio por el
trabajo de Carmen Castillo, al anotar: “Esta
escritora chilena ha demostrado, con espíritu vibrante y desprejuiciado, su
gran afecto por la cultura de Bolivia, gesto que, indudablemente, se lo
agradecemos con igual intensidad y marcada importancia. /…/ Los conceptos son
precisos, la interpretación ecuánime, el fallo alentador: todo, para significar
que Bolivia tiene una poesía del pasado, el presente y el porvenir, capaz de
llamar justamente la atención de los estudiosos. / Vale la pena la noticia
entusiasta que encierra y el mensaje fraterno que contiene, esta ‘Visión
personal de la poesía boliviana’ que abrió a Carmen Castillo las puertas de
todas las moradas intelectuales del país, en el cual se guarda de ella buen
recuerdo”.
En la reseña, Díaz Machicao además de valorar a Castillo, hace
algunas reflexiones más generales: “En la vida de relación boliviano-chilena
hace falta esta exteriorización afectiva que contribuirá, a no dudarlo, a poner
en nivel humano todo aquello que maltrata la política”. Finalmente
citemos otra frase escrita por el mismo Díaz Machicao en la introducción del
ensayo de Carmen Castillo, en que simplemente plantea: “hay que hacer que renazca el amor entre Chile y Bolivia”.
LIBROS Ensayo: Una visión personal de la poesía boliviana
(1967). Poesía: Lámpara de arcilla (1948); Cantos
rebeldes (1951); Cantos al Ecuador
(1965); Viña negra (1966).
FUENTES: C.
Castillo, Una visión personal de la poesía boliviana, Edit. UMSA, 1967, 77 pp.; P. Díaz, “Una visión personal de la
poesía boliviana”, Rev. Signo, LP, Nro. 9, 1968, 128-9; E. Blanco, Enciclopedia
Gesta de Autores de la Literatura Boliviana,
2005, 56
COPYRIGHT: Elías Blanco Mamani / Museo
del Aparapita
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