PRUDENCIO BILBAO, Cergio (La Paz, Bolivia,
1955).- Músico compositor, director de orquestas y gestor cultural.
Estudió en el Taller de Música de la UCB (1974-1978). Participó de
cuatro de los Cursos Latinoamericanos de Música Contemporánea, y tomó cursos
particulares en Venezuela y Brasil. Ha sido fundador del Grupo ‘Aleatorio’,
director del Taller de Música de la
UMSA, director asistente de la Orquesta Juvenil
de La Paz,
director invitado de la
Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela, director titular de la Orquesta Juvenil
de Táchira (VZLA), y docente en diferentes cursos latinoamericanos de música
contemporánea. En 1980 fue parte de la creación de la Orquesta Experimental de
Instrumentos Nativos (OEIN), dirigió esta entidad hasta el año 2016.
Actualmente (2016) es Presidente de la Fundación Cultural del Banco Central de
Bolivia.
Ha musicalizado las películas: Los hermanos Cartagena (Agazzi, 1985), La Nación clandestina (J. Sanjinés, 1989), Para recibir el canto de las pájaros (J.
Sanjinés, 1995), Sayariy (Mela
Márquez, 1995); El día que murió el
silencio (Agazzi, Premio a la Mejor Música Original en el Festival de Cine de
Trieste, Italia, 1997), El atraco (Agazzi, 2004).
Entrevistado por Rubén Vargas el 2010, Prudencio habló
sobre su trabajo de compositor: “Para mí,
la composición es asistemática. En definitiva, no creo en los sistemas de
composición. En lo que creo es en las posibilidades del sonido, en la libertad
del sonido, en la cualidad anímica del sonido. Por lo tanto, creo que la misión
compositiva es únicamente sintonizarse con ese caudal anímico del sonido y
simplemente dejarlo ser. Se trata de intervenir lo menos posible. En general,
venimos de escuelas que nos enseñan a dominar, a doblegar el sonido. Hay una
historia en la música occidental trágicamente coherente con esa idea. Es una
obsesión ideológica y política: controlar todo. Cada vez me convenzo más de que
no hay que controlar al sonido, hay que dejarlo ser”.
En cuanto a la recuperación de la música andina o
indígena, consultado por el diario ‘Cambio’, definió: “Realmente nosotros no hemos recuperado nada. Yo siempre hago énfasis
en el hecho de que somos nosotros los recuperados, o sea, el mundo indígena, su
música, sus instrumentos, su cultura, sus idiomas, su pensamiento y su
cosmovisión estaban siempre ahí u siguen estando ahí. Con nosotros o sin
nosotros, o sea, nosotros no somos artífices de ninguna acción de salvataje o
de rescate. El mundo indígena ha tenido sus propias fortalezas de sobrevivencia
que lo han traído hasta aquí, y esa fortalezas de sobrevivencia nos están
arrastrado a todos, nos están salvando, recuperando y rescatando a todos los
mestizos, la República, el Estado Plurinacional, el proceso de cambio… Todo eso
está siendo salvado por esas fortalezas y esas capacidades”.
DISCOGRAFÍA: La ciudad
(1980), Cantos de tierra (1990), Entre dos silencios (canta Emma Junaro,
1997), Cantos crepusculares (1999).
FUENTES:
La Época, “Musicalizando el cine boliviano”, 27.06.2004, A6-7; Judith Jaliri,
“Los sonidos del cine boliviano”, La
Prensa, 25.01.2004, 9B; Beatriz Palacios, “Diálogo con el
compositor…”, UH/Semana, 06.05.1990, 2-3; Rojas, Creadores, 280-81; Rivera,
Música y músicos, 142-45 y 215-16; C. Rosso, “La música académica y
contemporánea”, Fundación La
Plata, La
Música, 2005, 140-41; Rey González, “OEIN, 30 años…”,
Cambio/La esquina, 01.08.2010, 4-6; R. Vargas, “Componer es dejar ser al
sonido”, LR/Tendencias, 12.12.2010, C1-2
FOTO: Museo de Aparapita / EBM (2016)
COPYRIGHT:
Museo del Aparapita / Elías Blanco
Mamani
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