Actualmente
la Escuela de
Artes Plásticas de la ciudad del valle lleva su nombre; este centro de
formación fue fundado por él en 1948 y fue su director por el lapso de treinta
años.
Rigoberto
Villarroel en 1952, destaca el trabajo del artista al decir: "Raúl Prada es uno de nuestros mejores
pintores paisajistas, como una justa recompensa a su labor silenciosa. Alienta
su temple de artista el vaho cálido de los valles jocundos en cuya contemplación
modeló su alma insatisfecha y sensible".
Armando
Soriano lo valoró: “Pocos pintores han
podido penetrar, como Prada, en la intimidad del valle cochabambino, captado en
sus más pintorescos y recogidos rincones. Una eglógica descripción cromática que
revela la personalidad del valle en su variedad y en su intensidad,
interpretada con maduro pincel de notable sensibilidad y maestría”.
Y de
manera definitiva, el estudioso Carlos Salazar Mostajo afirma: “El verdadero padre de la pintura
cochabambina es Raúl G. Prada /…/. Prada es creador de un arte resplandeciente,
luminoso, de extraordinario colorido, donde junto a su realismo, aparece ya la
mancha impresionista, sin amenguar la finura del dibujo. Su obra se hace casi
preciosista, en el sentido ponderativo del término. Prada combina la
grandiosidad del medio con la delicadeza del detalle. Es una querencia a la
tierra de distinto orden que la de los intérpretes del altiplano”.
Ref.- R. Villarroel, Arte
contemporáneo, 1952, 52; E. Ocampo, “Los dibujos de R.P.”, DL, 25.02.1973, 3;
Soriano, Pintores Contemporáneos, 1993, 168; Salazar, Pintura Contemporánea,
95-96; Arte Bolivia, LR, septiembre 2009, 39
CUADRO: 'Machu Pichu' de Prada
COPYRIGHT:
Elías Blanco Mamani
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