SUCRE Y ALCALÁ, Antonio José (Cumaná, Venezuela, 1795 – Berruecos, Colombia, 1830).- Mariscal de Ayacucho y segundo Presidente de Bolivia.
Su nombre completo fue: Antonio José Francisco de Sucre y Alcalá. Nació en el seno de una familia acomodada el 3 de febrero de 1795 en Cumaná, Venezuela, ciudad que dejó a sus 15 años para es estudiar ingeniería militar en Caracas. En 1810 se incorporó a la milicia patriótica y desde entonces acompaña a Simón Bolívar en sus campañas libertarias, la primera de ellas en Nueva Granada (Colombia).
Comandó y venció en las batallas de Pichincha (1822), en el Ecuador, y Ayacucho (1824) en el Perú, por lo que se ganó el título de Mariscal de Ayacucho.
Fue designado Presidente de Bolivia tras dejar el cargo Simón Bolívar, por lo que se convierte en nuestro segundo Presidente. Ejerció el cargo desde el 29 de diciembre de 1825, al 18 de abril de 1828.
En torno a sus labores de Presidente, según anota el historiador W.L. Lofstrom, “Su aspecto más sobresaliente fue el programa de radicales reformas socioeconómicas un profundo despojo de los bienes de la iglesia y la incautación de una gran parte de sus propiedades y tesoros para financiar la reforma educativa, que creó y financió una red de Colegios de Ciencias y Artes en las principales ciudades; les dio un moderno plan de estudios; reclutó profesores; y los dotó de libros y materiales didácticos nuevos; también instauró un sistema de escuelas de primeras letras para ambos sexos, orfelinatos y hospicios de mendigos, etc. Se preocupó del urbanismo de las principales ciudades del país con nuevos recursos de agua, nuevos mercados, alumbrado y ornato de calles y cementerios. Fundó y fomentó el puerto de Cobija”.
Sobre el aspecto social de la gestión de Sucre, la historiadora Patricia Fernández anota: “Durante el gobierno del Mariscal Antonio José de Sucre se estableció un programa de reforma social, el cual, pretendía crear y mantener escuelas, hospitales y asilos. De esta manera, los más necesitados contarían con educación, asistencia médica y un refugio para sus últimos años de vida. Dicho programa estaba considerado como uno de los pilares importantes del cambio. / En el campo de la salud, se instruyó que ejercieran la profesión únicamente personas que hubieran pasado por la Universidad y aprobado el examen respectivo, (ya no los frailes de las órdenes religiosas) los curanderos y ‘médicos clandestinos’ fueron constantemente reprimidos”.
Entre los escritos del Mariscal Sucre, está aquel mensaje célebre de despedida al Congreso de Bolivia, en que escribió: “Aún pediré otro premio a la nación entera y a sus administradores: el de no destruir la obra de mi creación, de conservar por entre todos los peligros la independencia de Bolivia, y de preferir todas las desgracias y la muerte misma de sus hijos, antes de perder la soberanía de la república que proclamaron los pueblos y que obtuvieron de sus generosos sacrificios en la revolución”.
Producto de intereses políticos, el 4 de junio de 1830, al cruzar la región montañosa de Berruecos, en Colombia, es asesinado, cuando sólo contaba con 35 años de edad.
OPINIONES SOBRE ANTONIO JOSE DE SUCRE:
Simón Bolívar en 1820, de propia mano, escribió en parte:
“Es uno de los mejores oficiales del Ejército; reúne los conocimientos profesionales de Soublete, el bondadoso carácter de Briceño, el talento de Santander y la actividad de Salom; por extraño que parezca, no se le conoce ni se sospechan sus aptitudes. Estoy resuelto a sacarle a luz, persuadido de que algún día me rivalizará”.
El historiador venezolano Vicente Lecuna escribió en 1950:
“En la ejecución de la campaña Sucre mostró consumada destreza admirada por sus soldados y fuente de inmenso prestigio. Cada uno de sus movimientos tenía un objeto útil, y los realizaba con tal facilidad como si fascinara a los enemigos, pero no era sino el resultado de un certero golpe de vista sobre el terreno y el conocimiento preciso de la psicología del adversario”.
El historiador boliviano Ramiro Condarco Morales anotó:
“Sucre fue quizás el mayor filósofo de la vida política de las naciones modernas que hizo de la praxis de los principios de la Ilustración la forma de expresión clásica del Estados nacional”.
FUENTES CONSULTADAS:
S. Bolívar, “La vida de Sucre escrita por Bolívar”, La Razón, 06.08.1950, 14-15; C. Mesa, Presidentes de Bolivia, 2003, p. 566; Diario Presencia, “Presidentes de Bolivia”, 11.03.1997; R. Condarco, “Sucre: filosofía de la vida política y destino”, Presencia/Literaria, 05.02.1995, 10-12; Dora Cajías, “Cartas y otros escritos…”, Presencia/Literaria, 05.02.1995, p. 16; P. Fernández, “Sucre: la salud y la beneficencia”, Presencia/Literaria, 05.02.1995, p. 20; W. Lofstrom, Diccionario Histórico: II, 2002, p. 956
FOTO: Sucre retratado por la boliviana Elisa Rocha de Ballivián.
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