ENRIQUE PEÑARANDA CASTILLO, Presidente de Bolivia

PEÑARANDA CASTILLO, Enrique (Chuchulaya, La Paz, 1892 – Madrid, España 1969).- Militar y Presidente de Bolivia.

Se formó en el Colegio Militar de La Paz, llegando al grado de coronel en 1932, tiempo en que asiste a la Guerra del Chaco, en el que interviene en varias acciones, entre ellas en Campo Vía, que le valió su ascenso a General de Brigada. Fue nombrado Comandante del Ejército en campaña en diciembre de 1933. Designado Ministro de Defensa (1939) por el Presidente Quintanilla.

En 1940 llega a la Presidencia de Bolivia por medio de elecciones, en cuya gestión –en el marco de la Segunda Guerra Mundial- apoyó la política estadounidense, visitando la capital norteamericana en 1943 y vendiéndole estaño a precio simbólico (regalado para muchos). En su gestión se estableció el ‘Plan Bohan’ en un acuerdo con EEUU, para diversificar la economía de Bolivia; en este marco se crea en 1942 la Corporación Boliviana de Fomento y en 1943 se inicia la construcción de la carretera Cochabamba-Santa Cruz, y se hacen los estudios para la instalación del ingenio azucarero ‘Guabirá’.

En lo interno, un punto negro de su trayectoria fue la masacre de Catavi (Potosí) del 21 de diciembre de 1942 donde, por orden del Estado, soldados del Regimiento Ingavi intervienen en la protesta de la gente del distrito minero, en la que mueren un centenar de obreros, mujeres y niños, quienes pedían aumento salarial; eran días en que el Grupo de Simón I. Patiño administraba la mina.

En cuanto al tema cultural en la gestión de Peñaranda, el historiador Víctor Santa Cruz en nota publicada en 1976, destaca varias acciones del mismo en favor de personalidades del gremio como por ejemplo fue el poeta chuquisaqueño Gregorio Reynolds, sobre quien anota: “el 14 de abril de 1941, la ley sancionada por el Congreso Nacional, en la cual y como recompensa al poeta Gregorio Reynolds, quien había prestado valiosos servicios al país en los Ministerios de Relaciones Exteriores y Educación Pública, dicho mandatario le asignó una pensión vitalicia con el rango de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario”. Y en el mismo año, el 22 de octubre, “el Presidente promulgó la ley sancionada por el Congreso Nacional, en la cual y como recompensa a los servicios prestados al país por el escritor nacional don Abel Alarcón, se le asignó la pensión vitalicia de cuatro mil bolivianos mensuales”.

A estas acciones se podrían sumar –sigue recordando Víctor Santa Cruz- las disposiciones para la publicación de obras de autores nacionales con la asignación de un monto de sesenta y cinco mil bolivianos, que beneficiaron a obras de los autores como José Agustín Palacios y Adela Zamudio.

 

FUENTES: L.A. Sánchez, ‘Luis Alberti Sánchez reportea…”, Ultima Hora, LP, 13.01.1943, p. 4; V. Santa Cruz, ‘Fomento de nuestra cultura’, Presencia, La Paz, 13.06.1976, p. 3 y 18; J. Barnadas, Diccionario Histórico: II, 2002, p. 507; La Razón, ‘El Presidente que regaló estaño a EEUU’, en 100 personajes, La Paz, 2006, p. 115

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