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jueves, 16 de febrero de 2012

ROSA MELGAR DE IPIÑA

MELGAR DE IPIÑA, Rosa (Trinidad, Beni, Bolivia, 1911).- Escritora y maestra.
Estudió en la Normal de Sucre. Secretaria de cultura de la Federación Sindical de Maestro de Sucre (1940 y 1958). Llegó a ser directora de unidades educativas de Sucre y La Paz. Hizo investigaciones sobre el folklore boliviano y cultivó la literatura para niños.
La Poeta uruguaya Juana de Ibarbourou -cit. Pilar Contreras- escribió en 1969: “Las obras de Rosa Melgar me la revelan como una eximia escritora, una gran buscadora del alma humana y una ajedrecista consumada en el movimiento vivo y acertado de sus personajes”.
El historiador y bibliógrafo Gunnar Mendoza observa: “además de sus contribuciones escritas sobre la educación, ya que vocacionalmente es una educadora en toda la proyección ejemplar del concepto, Rosa Melgar de Ipiña viene cultivando el género de la novela y el cuento, no sólo desde que empezó a publicar sin desde mucho antes, desde que comenzó a escribir”.
Por su lado el filósofo Guillermo Francovich la define: “Rosa Melgar de Ipiña, pertenece, pues, a ese tipo de mujer que al amor de las letras une el amor a la enseñanza y que desde la ocupación de maestra asciende al mundo de la literatura. Como Adela Zamudio entre nosotros y como Gabriela Mistral en el continente, Rosa Melgar de Ipiña muestra que las delicadezas del corazón que hacen a la mujer inclinarse sobre el alma de los niños puede servir de estímulo a esos vuelos del espíritu que se manifiestan en la creación literaria”.
El mismo Francovich hace un resumen de la novela Maura (1964), anotando: “La obra gira en torno a un personaje femenino. La protagonista posee una personalidad perfectamente individualizada. Es elemental y espontánea como la selva a la cual pertenece. Es bella. Tiene un temperamento impetuoso. Sus aspiraciones trasbordan las condiciones del ambiente en que está colocada. Sueña con otras tierras, con grandes ciudades, con mundos desconocidos que le pintan los viajeros y su imaginación magnífica. Nacida en una estancia que se extiende a lo largo de uno de los ríos navegables del Beni, es raptada por el comandante de una lancha que la ha visto corriendo, desmelenada y descalza, por la playa. Seduce al gerente de una empresa comercial con quien acaba por casarse. Hace después una vida de lujo. Pero nunca llega a sentirse en comunión afectiva con éstas. En su alma se retuercen aspiraciones que a veces parecen tomar forma –grandes viajes, amores extraños- pero que nunca consiguen concretarse. Hasta que un día se encuentra, abandonada por todos y sin recursos, en un pequeño puerto situado precisamente en uno de los ríos de la región de donde saliera. Sintiendo el fracaso de su existencia, perdida en los desolados páramos de su alma, se da a sí misma la muerte en una noche poblada de todos los rumores de la selva”.
Su segunda novela titulada La ciudad crece, e impresa en La Paz, tiene por tema o escenario a la ciudad de La Paz; a decir de Carlos Castañón Barrientos, “En lo principal, La ciudad crece persigue como objetivo denunciar la crisis, agudizada en nuestra época, de determinados matrimonios ricos de la ciudad, en los cuales los esposos, cada uno por su lado, viven e la amoralidad y la frivolidad completas. Olvidados por sus padres los hijos de aquellos matrimonios vegetan también por su cuenta divirtiéndose  muy a gusto, muy a la moderna, con lo cual lo que en realidad hacen es desperdiciar la vida y pasar directamente de la niñez a la madurez. Lo curioso es que antes, cuando conocieron la pobreza, hubo entre esas gentes amor, espíritu de cooperación, sentimientos humanitarios. Pero los lazos de ayer se ha relajado tanto que propiamente no existen. De ahí hace derivar  la señora Ipiña los episodios trágicos narrados en La Ciudad Crece: tempranos fracasos, desilusiones que el dinero no puede curar, muertes absurdas”.
En 1977 publicó la novela Melinda (con 420 páginas), que incorpora un prólogo de Elena Ostria, quien en parte introductoria define sobre la obra respecto de las novelas previas: “Como en las anteriores, ‘Maura’ y ‘La ciudad crece’, los personajes femeninos dominan la escena. Y aunque Rosa no es una rabiosa feminista, ni una liberada, sino más bien, en esencia, una mujer de hogar y una maestra cuyo destino es enseñar, exalta lo femenino en su aspecto más humano, /…/ se enraiza en su solar nativo, en la fastuosa  naturaleza de ese jirón patrio donde el árbol es el rey…”.

LIBROS
Novela: Maura (1964); La ciudad crece (1968); Melinda (1977);  El secreto de ‘El Carcaña’ (1988); El amor y la gloria del libertador (1993).
Cuento: Micaela Villegas Virreinal de Amat (1977); Lo sabía (1988).
Educativo: Voy a leer (didáctico, 1955).

Ref.- G. Francovich, prefacio a Maura, 1964, 11 y 13; Castañón, Escritos, 1970, 242-243; R. Melgar, Melinda, 1977, prólogo, 9; Contreras, Existencias insurrectas, 331-2; G. Mendoza, prólogo a El amor y la gloria del Libertador, 1993, 9; Guttentag, Bibliografía 1977, 93; Lora, Diccionario, 336; C. Castañón, “Lo sabía”, Signo, 27, 1989, 237


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