ROKHA, Pablo de (Licantén, Chile,
1894 - 1968).- Poeta.
En
agosto del año 2000, el historiador y periodista boliviano Mariano Baptista
Gumucio presentó a la comunidad boliviana la segunda edición del libro Pensando en Bolivia, en que trae a la
memoria a cuatro autores chilenos: Gabriela Mistral, Vicente Huidobro, Pablo
Neruda y Pablo de Rokha, todos ellos reunidos para mostrar “los lazos de comprensión y fraternidad que
unieron a artistas y escritores de Chile y Bolivia en décadas pasadas”,
según anota el mismo autor en el prólogo. “De
los cuatro autores -subraya Baptista- el
único que conoció Bolivia y escribió un largo ensayo fue Pablo de Rokha, en
1947. Su visita coincidía con un momento particularmente dramático de la
historia boliviana cuando acababa de caer de forma sangrienta el régimen de
Villarroel y se establecía un precario gobierno de unidad nacional entre los grupos
conservadores apoyados por la gran minería y el partido de izquierda revolucionaria. En su peculiar estilo en el
que las imágenes parecen atropellarse unas a otras como en el torrente de un
río desbocado, de Rocka refleja su pasmo y desconcierto ante el sobrecogedor
paisaje del altiplano boliviano y el hermetismo de su habitante”.
Un
fragmento del ensayo, rotulado ‘El tema heroico de Bolivia’, al que se refiere
Baptista, dice en una parte: “Es la delgadez absoluta, más que la finura, lo que define a
esta arcaica gente ceñida, del altiplano boliviano. / Son como cuchillos, entre
los tres filos del frío, y el quechua–aimara milenario y riguroso, arrasado por
el castigo social del régimen, surge en el ciudadano de la República, pronunciando
un castellano telúrico, con acentos precolombinos. La cultura lacustre, nevada,
celeste, clara y alta del Titikaka, dejó su aspecto aborigen en el espíritu
dramático de esta gran Asia cuadrada y mesopotámica, y la emoción democrática
del boliviano, arde en nieve y sangre, desde más adentro de la historia,
buscando su definición moderna en los antepasados, sin ir al imperio, sino a la
familia popular, antiquísima. Un sol vertical obliga a la ciudadanía a cortar
la verdad en blanco y negro porque, a tal altura, no existen las penumbras. Es la Meseta, entonces, otra y
otra vez, la que está mandando, con dominio voluntarioso, a las zonas bajas de
anticuado pastoreo virgiliano, son las zonas altas, mineras, o de la agricultura difícil e industrializado,
las que se imponen por la gran categoría de su conquista de cima a cima, a la
vida agraria fácil y a la sensualidad emocional, por la ternura, blanda del
bajío. La religión del sol bajo, no subió, y triunfó bajando después de la
subida victoriosa y apretada de sus pabellones”.
Pablo de
Rocka nació con el nombre de Carlos Díaz Loyola el 17 de octubre de 1894 en
Licantén, provincia Curicó, en Chile. En 1917 publica su primer conjunto de
poemas bajo el título de: Versos de
infancia. Otros títulos de sus libros, son: Suramérica (1927); Satanás
(1927), Cosmogonía (1927); Canto de trinchera (1933); Jesucristo (1933); Moisés (1937); Canto al
ejército rojo (1944); Fuego negro
(1953); Neruda y yo (1955); El amigo piedra. Autobiografía (1990).
Esta su producción haría que con el tiempo se lo considere como uno de los
poetas fundamentales de la literatura chilena del siglo XX. Autor de 38
voluminosos libros de poesía, tres obras de estética y varios ensayos.
Fue
militante del Partido Comunista de Chile. En 1944 es designado como Embajador Cultural
de Chile en América por el Presidente Juan Antonio Ríos. Es cuando inicia una
gira por 19 países americanos. En 1965 recibió el Premio Nacional de
Literatura. Sin embargo de los éxitos alcanzados, tras 73 años de fructífera
existencia, se suicida de un balazo en la boca el 10 de septiembre de 1968.
El
historiador Julio Leguizamón define a Rokha como una “figura desconcertante, funambulesca y original /…/, mezcla de poesía
auténtica y emoción terrígena, cuando de egolatría gesticulante, locuacidad convulsiva
y frustración expresiva de vastas agitaciones emocionales”.
El
boliviano Pedro Shimose comenta brevemente su obra literaria en los siguientes
términos: “Espíritu prometeico,
temperamento anárquico, polemista. Su poesía volcánica, versicular y tempestuosa
eliminó signos de puntuación, abordó temas políticos y abusó del gesto y del
insulto. Su animadversión en contra de Neruda estimuló gran parte de su obra. Neruda y yo y Tercetos dantescos a Casiano Basualto constituyen prueba de su
estilo virulento. A veces, su voz apocalíptica se apacigua y desciende,
paradójicamente, de tono y adquiere acentos de ternura”.
FUENTES:
M. Baptista, Pensando en Bolivia, 2000, 5 y 49-56; J. Leguizamón, Historia de la Literatura
Hispanoamericana, t. II, 1945, 424; P. Shimose, Diccionario de autores iberoamericanos, 1982,
370-71; Naín Nomez, Epopeya de fuego, antología de Pablo de Rokha, 1995,
15-35
COPYRIGHT:
Elías Blanco Mamani / Museo del Aparapita
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