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lunes, 24 de octubre de 2011

GERT CONITZER STRUCK

CONITZER STRUCK, Gert (Berlín, Alemania, 1910 – La Paz, Bolivia, 1983).- Poeta y educador. De religión judía salió de su país en 1939, en plena II Guerra Mundial. Licenciado en derecho, ejerció funciones en el Instituto de Investigaciones Pedagógicas en Sucre. En La Paz fue profesor de idiomas en distintos colegios (hablaba alemán, inglés, francés, español, conocía el latín y el griego). Fue director del Goethe Institut con sede en esta ciudad. Se desempeñó como traductor oficial de la Embajada Alemana y luego como Agregado Cultural. También hizo traducciones de la obra de la poeta boliviana Yolanda Bedregal, su esposa, habiéndose publicado en alemán el libro Del mar y la ceniza, Alegatos y La Danza. Permanece inédita su traducción de la novela ganadora del Premio ‘Erich Guttentag’ Bajo el Oscuro Sol. Ha publicado varios libros en Bolivia, además de haber escrito una serie de artículos para revistas y diarios de Bolivia sobre escritores y pensadores  alemanes y bolivianos, así como varios artículos que aparecieron en medios como ‘La Razón’ de La Paz sobre el Premio Nobel de la Paz Albert Schweizer, con quien mantuvo correspondencia, lo mismo hizo con Hermann Hesse, Premio Nóbel de Literatura. En reconocimiento a su labor desarrollada en Bolivia, fue condecorado con la Gran Orden de la Educación Boliviana por parte del Estado y de la Cruz al Mérito por la República de Alemania.
El historiador boliviano Rodolfo Salamanca Lafuente calificó a Conitzer en un artículo de prensa como el “Gringo Chukuta”, por haber encontrado en La Paz y en Bolivia una patria que lo acogiera y en la cual formara una familia. Aquí tuvo dos hijos: Rosángela, quien actualmente es licenciada en filosofía y Juan Gert, pintor y escritor.
Por su parte el escritor nacional José Eduardo Guerra, en 1947, a propósito de su libro El Creyente, anotó: “Llena de sentido filosófico y la elevación espiritual casi excelsa. Para hablar de sus capítulos hay que tener una sólida cultura filosófica, sentido de penetración psicológica y otras cualidades. Conitzer es un escritor lleno de sustancia moral y moralizadora, de fina percepción de los fenómenos sociales”.
Uno de los pensamientos de Conitzer, en torno a la responsabilidad, dice: “El hombre es el único ser  que está erguido sobre la Tierra, frente a las estrellas y situado, puede decirse, entre Universo y Tierra. Justamente esta actitud  erecta es la que recién hace posible el beso de la luz estelar en la frente humana y nos hace responsables por nosotros, por nuestros semejantes, y hasta por el destino de la misma Tierra, en la medida en que somos capaces de influir en ella, sea enriqueciéndola, empobreciendo y envenenándola o contaminándola”.
La calidad poética de Conitzer se puede apreciar en los siguientes textos tomados de Dísticos, en que expresa bajo el título de ‘Mi ceniza tiene ojos’: “El arroyo de agua niña, en el sopor del verano, / le da caricia de sombra al viejo sauce llorón. / Final del otoño. Ya se deshoja en oro mi alma…/ ¿No sientes el cansancio de la Naturaleza? / Es que Dios agoniza. / Prepárate ya, vida; amor consúmete… / Otoño se aproxima. Mañana nevará. / El que no encuentra el invierno / como si fuera verano, / es que nunca amó el Amor. / Cálido cielo estival o frío cielo invernal, / para el que ama son igual. / Soy. Porque amo. / Canta mi alma. / ¡Llegue invierno! / Miente el invierno. Debajo el frío de su blancura / se esponja tibia verde frescura. / Magnos astros, altos montes, / bestias, plantas. / Es mi vida que os da luz. / Si me muero, / sombra espesa os borrará. / Mi ceniza tiene ojos para poder contemplar / la belleza del planeta. / Tiene lágrimas mi agua para llorar por las muertes / de todo lo que se va”.
Sobre estos sus escritos, Yolanda Bedregal ha comentado: “Encuentro en estos poemas la tradición y el eco de grandes escritores alemanes del pasado y de este siglo. Embridadas en las dos líneas de las estrofas, atraviesan este original poemario reminiscencias místicas, angustia metafísica y existencial, meditación filosófica, intensidad espiritual, confrontación imprecante en estremecedora objetividad. Se escucha inevitablemente la voz de Novalis, Hölderlin, Heine, Kafka, Rilke…”.

LIBROS Poesía: Ecos (libro bilingüe en que Gert Conitzer y Yolanda Bedregal se traducen mutuamente, 1940); Dísticos (1980). Pensamientos: El creyente (1996).

Ref.- Conitzer, El creyente, 19; J.E. Guerra, “Sobre el miedo”, LR/2da. Secc., 09.03.1947, 2; G. Conitzer, “Mi ceniza…”, Dísticos, 47-49; Y. Bedregal, “Proemio”, 7; G. Francovich, “Una carta a G. C.”, PL, 12.07.1981, 4; Guttentag, Bibliografía 1996, 43; Orestes Caese, “G.C., un educador y poeta alemán en Bolivia”, Letras-Artes de UH, 16.11.1997, 8-9; Apuntes de Rosángela Conitzer, septiembre 2010


Copyright: Elías Blanco Mamani

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