CONITZER STRUCK, Gert (Berlín,
Alemania, 1910 – La Paz, Bolivia,
1983).- Poeta y educador. De religión judía salió de su país en 1939, en plena
II Guerra Mundial. Licenciado en derecho, ejerció funciones en el Instituto de
Investigaciones Pedagógicas en Sucre. En La Paz fue profesor de idiomas en distintos
colegios (hablaba alemán, inglés, francés, español, conocía el latín y el
griego). Fue director del Goethe Institut con sede en esta ciudad. Se desempeñó
como traductor oficial de la Embajada Alemana y luego como
Agregado Cultural. También hizo traducciones de la obra de la poeta boliviana
Yolanda Bedregal, su esposa, habiéndose publicado en alemán el libro Del mar y la ceniza, Alegatos y La Danza. Permanece inédita su
traducción de la novela ganadora del Premio ‘Erich Guttentag’ Bajo el Oscuro Sol. Ha publicado varios
libros en Bolivia, además de haber escrito una serie de artículos para revistas
y diarios de Bolivia sobre escritores y pensadores alemanes y bolivianos, así como varios
artículos que aparecieron en medios como ‘La Razón’ de La Paz sobre el
Premio Nobel de la Paz Albert Schweizer, con
quien mantuvo correspondencia, lo mismo hizo con Hermann Hesse, Premio Nóbel de
Literatura. En reconocimiento a su labor desarrollada en Bolivia, fue
condecorado con la Gran Orden de la Educación Boliviana por parte del
Estado y de la Cruz al Mérito por la República de Alemania.
El historiador boliviano Rodolfo Salamanca Lafuente calificó a
Conitzer en un artículo de prensa como el “Gringo
Chukuta”, por haber encontrado en La Paz y en Bolivia
una patria que lo acogiera y en la cual formara una familia. Aquí tuvo dos
hijos: Rosángela, quien actualmente es licenciada en filosofía y Juan Gert,
pintor y escritor.
Por su parte el escritor nacional José Eduardo Guerra, en 1947, a propósito de su libro El Creyente, anotó: “Llena de sentido filosófico y la elevación
espiritual casi excelsa. Para hablar de sus capítulos hay que tener una sólida
cultura filosófica, sentido de penetración psicológica y otras cualidades.
Conitzer es un escritor lleno de sustancia moral y moralizadora, de fina
percepción de los fenómenos sociales”.
Uno de los pensamientos de Conitzer, en torno a la responsabilidad,
dice: “El hombre es el único ser que está erguido sobre la Tierra, frente a las estrellas y situado, puede decirse,
entre Universo y Tierra. Justamente esta actitud erecta es la que recién hace posible el beso
de la luz estelar en la frente humana y nos hace responsables por nosotros, por
nuestros semejantes, y hasta por el destino de la misma Tierra, en la medida en
que somos capaces de influir en ella, sea enriqueciéndola, empobreciendo y
envenenándola o contaminándola”.
La calidad poética de Conitzer se puede apreciar en los siguientes
textos tomados de Dísticos, en que
expresa bajo el título de ‘Mi ceniza tiene ojos’: “El arroyo de agua niña, en el sopor del verano, / le da caricia de
sombra al viejo sauce llorón. / Final del otoño. Ya se deshoja en oro mi alma…/
¿No sientes el cansancio de la Naturaleza? / Es que Dios agoniza. / Prepárate ya, vida; amor
consúmete… / Otoño se aproxima. Mañana nevará. / El que no encuentra el
invierno / como si fuera verano, / es que nunca amó el Amor. / Cálido cielo
estival o frío cielo invernal, / para el que ama son igual. / Soy. Porque amo.
/ Canta mi alma. / ¡Llegue invierno! / Miente el invierno. Debajo el frío de su
blancura / se esponja tibia verde frescura. / Magnos astros, altos montes, /
bestias, plantas. / Es mi vida que os da luz. / Si me muero, / sombra espesa os
borrará. / Mi ceniza tiene ojos para poder contemplar / la belleza del planeta.
/ Tiene lágrimas mi agua para llorar por las muertes / de todo lo que se va”.
Sobre estos sus escritos, Yolanda Bedregal ha comentado: “Encuentro en estos poemas la tradición y el
eco de grandes escritores alemanes del pasado y de este siglo. Embridadas en
las dos líneas de las estrofas, atraviesan este original poemario
reminiscencias místicas, angustia metafísica y existencial, meditación
filosófica, intensidad espiritual, confrontación imprecante en estremecedora
objetividad. Se escucha inevitablemente la voz de Novalis, Hölderlin, Heine,
Kafka, Rilke…”.
LIBROS Poesía: Ecos (libro bilingüe en que Gert
Conitzer y Yolanda Bedregal se traducen mutuamente, 1940); Dísticos (1980). Pensamientos:
El creyente (1996).
Ref.- Conitzer, El creyente, 19; J.E. Guerra, “Sobre el miedo”,
LR/2da. Secc., 09.03.1947, 2; G. Conitzer, “Mi ceniza…”, Dísticos, 47-49; Y.
Bedregal, “Proemio”, 7; G. Francovich, “Una carta a G. C.”, PL, 12.07.1981, 4;
Guttentag, Bibliografía 1996, 43; Orestes Caese, “G.C., un educador y poeta
alemán en Bolivia”, Letras-Artes de UH, 16.11.1997, 8-9; Apuntes de Rosángela
Conitzer, septiembre 2010
Copyright: Elías Blanco Mamani
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