DERECHOS RESERVADOS

Gracias por citar la fuente en cualquier reproducción que se haga de este material. D.R. Elías Blanco - Museo del Aparapita.

jueves, 16 de febrero de 2012

CARLOS MEDINACELI QUINTANA



MEDINACELI QUINTANA, Carlos (Sucre, 1898 – La Paz, 1949).- Escritor, crítico literario y educador.
En 1916 termina la secundaria en el Colegio ‘Pichincha’ de Potosí, donde también estudió derecho. Se desempeñó en sus inicios como profesor en aulas de Potosí y La Paz. En 1918, en la Villa Imperial, funda junto a Gamaliel Churata, Armando Alba y José Enrique Viaña, el grupo ‘Gesta Bárbara’ que con el tiempo se convertiría en uno de los hitos culturales más importantes del siglo XX. Hizo actividad política al postularse para la Convención de 1938.
En términos de Juan Siles Guevara, “Con René Moreno, Juan Quirós y algunos más, Carlos Medinaceli es una de las figuras más representativas de la crítica literaria boliviana. A la crítica neoclásica de René Moreno, Medinaceli opone las corrientes críticas vigentes desde principio del siglo XX”.
Para José Roberto Arze “La obra literaria de Medinaceli trasciende en varios aspectos. Como ensayista es uno de los que más profundamente ha penetrado en la valoración de las letras del país y en el descubrimiento de varias facetas nuevas de las letras bolivianas”.
En carta personal fechada en 1930 y dirigida a José Enrique Viaña, Medinaceli reflexiona sobre los valores del boliviano al decir: “Lo principal debe ser el ‘orgullo’, pero el orgullo de nuestra parte, de lo que es uno, de lo que ama. Hay que poner eso por encima de todas las demás cosas. Y, a eso, sacrificarse, ofrendarle el culto más sagrado de nuestra alma, el incienso  más cálido de nuestro espíritu”. Y en otro momento, en 1931, en artículo publicado en su libro Páginas de Vida, con cierto dramatismo decía sobre el trabajo del escritor en Bolivia: “Escribir en Bolivia es matarse. Ningún escritor boliviano ha obtenido el fin con un libro que se escribe: penetrar en la conciencia del pueblo, despertarlo a la vida de la conciencia vigilante, a una más clara comprensión de la vida. Es que no se lee. Y, si alguien lee, no comprende. Y, si comprende, comprende mal. El amor a la cultura apenas está despertando. Es necesario crear el respeto por el libro, el gusto por la lectura…”.
Autor de dos novelas, la primera de ellas La Chaskañawi cuya primera edición fue hecha en Buenos Aires, Argentina, en 1947 y la segunda fue impresa en La Paz, con prologo de Gamaliel Churata, quien destaca a la obra al decir: “En la escasa producción literaria de nuestra patria no podrá dejarse de lado nunca, ni siquiera un renglón, de lo producido por Carlos Medinaceli; pero sí quedarán, sobrenadando al naufragio de los siglos, esa páginas y la obra toda de La Chaskañawi, y no  porque su arquitectura novelística supere a cuantas novelas se han escrito en Bolivia, a causa de su complejidad o equilibrio, ni porque importe un testimonio folklórico precioso. /…/ La Chaskañawi posee un valor idiomático todavía no entrevisto por la crítica. Es allí donde se produjo el milagro”.
En opinión de Porfirio Díaz Machicao, “La Chaskañawi tiene un doloroso paisaje humano, una obscura geografía que se ilumina de pronto con el alcohol y el desengaño. Sus personajes son elementos de lucha, de los cuales triunfa el que usa el predominio de la carne: la afamada Claudina que dá la sensación de ejecutar una tarea zoológica y siniestra: la de alacrán que después del amor, sacrifica al macho. A mí me produce ese efecto el atormentado argumento. El resabio que queda en el lector es agridulce, una desgarrante revelación de realidad”.
Por su lado Juan Siles Guevara hace el siguiente resumen: “Ubicada como novela naturalista, ‘La Chaskañawi’, encierra todo un cuadro de costumbres de los valles provincianos del sur de Bolivia de las décadas segunda y tercera del presente siglo (s. XX). Una vida colectiva terrosa, frustradora, movida por impulsos elementales se perfila con nitidez en torno a los dos caracteres centrales: Claudina, la Chaskañawi, una real hembra, prototipo de la mestiza pujante, trabajadora y voluntariosa, y Adolfo, el caballerito abúlico y frustrado, fin de raza. Además del estudio psicológico de los personajes, un discreto uso del marco paisajístico y un lenguaje sencillo, coloquial, propio de los valles bolivianos, encierra esta novela dentro de su estructura lineal tradicional”.
En cuanto a poesía, si bien no tiene ningún libro del género publicado, ha producido en su juventud varios versos, uno de ellos es reproducido por la estudiosa Yolanda Bedregal, el titulado ‘Crepúsculo campesino’, que en su parte inicial dice: “Esta tarde no sé qué oro de ensueño tiene el ocaso / y todo en la vega canta la cultura de una endecha; / estamos alegres todos porque es rubia la cosecha / y están floridas las sendas que se abren a nuestro paso. / Tiene sabor de sembrados a égloga de Gracilazo / y un lirismo de zorzales de la fronda nos acecha, / en el sendero espinoso de la parda ruta estrecha / el molle con el riacho se dan un íntimo abrazo”.

LIBROS
Novela: La Chaskañawi (1947); Adela (1955).
Cuento: Diálogos y cuentos de mi paisaje (1963).
Ensayo y crítica literaria: Estudios críticos (1938); La educación del gusto estético (1942); Páginas de vida (1955); El huayralevismo (1972); La inactualidad de Alcides Arguedas y otros escritos biográficos (1972); La reivindicación de la cultura americana (1975); Chaupi p’unchaipi tutayarka (1978).
Otros: Apuntes sobre el arte de la biografía (1968); La alegría de ayer (1988).


FUENTES.- C. Medinaceli, Páginas de vida, 1955, 109; Díaz, El Ateneo, 1956, 108-109; Costa, Catálogo: I, 1966, 659; C. Medinaceli, La Chaskañawi, prólogo (G. Churata), 1967, 8-9; Castañón, Escritos, “Estudios críticos”, 1970, 133-149; Wilson Mendieta, “Daniel Zambrana Romero y Carlos Medinaceli” en Gentes y caminos de Potosí, 1976, 80-90 (*); L.H. Antezana, "La Chaskañawi de Medinaceli", PL, 15.08.1976, 1; Bedregal, Antología, 1977, 270-271; L.H. Antezana, "Notas al epistolario de C.M.", Presencia/2da. Secc., 23.03.1980, 1; Siles, Cien obras, 1975, 286 y 290; M. Baptista G., Atrevámonos a ser bolivianos, 1984; Blanco/Vargas, Páginas de Gesta, LR/Ventana, 23.01.1994, 16-17; C. Medinaceli, carta (10.12.1930), LT/Correo, 38, 23.04.1987, 3; Arze, Diccionario Escritores, 128; J. Zeballos P., “A cien años del nacimiento de C.M.”, DL, 01.03.1998, 1 y 4


COPYRIGHT: Elías Blanco Mamani / Museo del Aparapita

2 comentarios:

  1. Interesante, me queda por preguntar ¿dónde entán enterrados los restos de este escritor? Agradezco la respuesta de antemano.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En el cementerio general de La Paz, en la vía 3 del sector antiguo del mausoleo Grissi Torrico.

      Eliminar