SAENZ GUZMÁN,
Jaime (La Paz, Bolivia, 1921 – 1986).- Poeta, novelista,
cuentista, relojero, dibujante y literato autodidacta.
Fueron sus padres Genaro Saenz Rivero y Graciela Guzmán
Lazarte. Vivió enteramente sólo con su madre. Cursó el básico inicialmente en
el colegio ‘La Salle’
(1927) y luego pasó a la
Escuela ‘México’ donde tuvo como profesores a
Juan Carriles y a Gregorio Taborga; cursó la secundaria en el Instituto
Americano (1933). Hacia 1937 trabajó como redactor del diario ‘La República’. A fines de
1938 viajó a Alemania con una delegación de jóvenes invitados por el gobierno
alemán, en días en que Adolfo Hitler gobernaba aquella nación; permaneció allí
hasta 1939. Tras el fallecimiento de su madre, vive con su tía Esther, quien
sería su única compañera hasta el final de sus días. Trabajó como redactor de la Agencia de
Informaciones ‘Reuters’ (1942-1943), luego se incorpora a la oficina de USIS de
la Embajada de
EEUU como Jefe de la División de
Prensa (1944-1952). Luego es corresponsal de ‘McGraw-Hill World News’ de Nueva
York (1945-1970).
Tuvo dos hijos con la alemana Erika Kessberg, el primero
murió a los tres días, y la segunda (Jourlaine que nació el 9 de septiembre de
1948) sólo acompañó a Saenz por un año hasta que la madre se la llevó de regreso
a Alemania.
En abril de 1952 participa fusil en mano de la
revolución, y luego trabaja como redactor de la Dirección de
Informaciones de la
Presidencia de la República (1953-1955).
Creó y dirigió varias revistas literarias entre ellas ‘Vertical’ (1965-1972).
Docente de la carrera de literatura de la UMSA (1970-1986).
Fue un habitante de la noche paceña, de los barrios y
lugares marginales y profundo conocedor de su gente. A decir de Blanca
Wiethüchter, Saenz es “el más importante
escritor de la segunda mitad del s. XX, punto de partida y modelo de una nueva
escritura, valorada a veces como vanguardista y surrealista”.
Luis H. Antezana afirma que “El mundo de Saenz es, por supuesto, escritura. Pero, él la realizó
entrelazándola con su vida cotidiana. /…/ Su leyenda es sólo la lectura de una
de sus varias obras: de aquella que escribió con lo que llamamos el vivir de
cada día”. De entre sus escritos rescatamos un texto que Saenz anotara en
un momento de reflexión sobre su obra en que decía: "Hay una fatalidad, el signo fatídico de un hombre que se debe a su
obra, frente a la obra, ninguna otra cosa tiene valor: mujer, lujo, gloria,
dinero... nada vale, ninguna cosa frente a la obra, ni siquiera la propia vida".
Uno de sus versos de Aniversario
de una visión, expresa: “-¡cómo te
amo me asombra!, / yo te echo de menos a tiempo de escucharte, / una música
sepulcral se pierde en el olvido / y mi muerte sale de ti, / a los músicos se
les aparecen las imágenes amadas / cuando escuchas tú / -todo el tiempo, los
músicos se alegran del silencio / cuando escuchas tú”.
De entre sus escritos rescatamos un texto que Saenz
anotara en un momento de reflexión sobre su obra en que decía: "Hay una fatalidad, el signo fatídico de un
hombre que se debe a su obra, frente a la obra, ninguna otra cosa tiene valor:
mujer, lujo, gloria, dinero... nada vale, ninguna cosa frente a la obra, ni
siquiera la propia vida". Uno de sus versos de Aniversario de una visión, expresa: “-¡cómo te amo me asombra!, / yo te hecho de menos a tiempo de escucharte,
/ una música sepulcral se pierde en el olvido / y mi muerte sale de ti, / a los
músicos se les aparecen las imágenes amadas / cuando escuchas tú / -todo el
tiempo, los músicos se alegran del silencio / cuando escuchas tú”.
En 1979 saca de imprenta su primera novela, Felipe
Delgado (tres ediciones hasta 1980),
una especie de autobiografía novelada, dedicado a la memoria de su madre. Sin
duda una obra monumental, que empezó a escribir en 1958.
La obra, según define el estudioso Luis H. Antezana
en breve introducción del libro, “es una novela de la ciudad. La Paz como
una ciudad que ha sido y ya no es; pero que, como Felipe Delgado mismo, 'está
ahí' de una manera mágica. La vida de Felipe Delgado es una extraña aventura
espiritual que busca, a través de los caminos, una desaparición que sería
también una verdadera presencia. /…/
Novela novelesca a momentos, Felipe Delgado no es un experimento narrativo. En
este sentido, su narración es más bien tradicional. Es, sobre todo, la
narración de una experiencia del mundo. Un mundo regido por oscuras y secretas
leyes, donde los hechos y las acciones cuentan menos que los sentidos en ellos
escondidos. Hasta lo más insignificante es el principio (o el fin) de
intrincados procesos. Quizá por ello, una oscura bodega, perdida en la noche de
los aparapitas, la bodega de Corsino Ordoñez es el ámbito privilegiado para
vivir y contemplar este mundo”.
La novela, en
sus primeros párrafos de las 705 páginas que la componen, deja leer:
Llovía
a torrentes.
Arrastrando
el mal tiempo, con cierta indolencia, tal vez con cierta arrogancia, con lento
andar avanzaba Felipe Delgado, lloviendo a torrentes -llegando a la esquina, en
la calle Linares, torciendo a la izquierda, en la calle Evaristo Valle,
encaminando sus pasos cuesta arriba y subiendo, en dirección a Churubamba,
descansando en la avenida América y prosiguiendo la marcha, ya acelerando ya
retardando, con rumbo al convento de la Recoleta.
Allí
se dirigía por encargo de su padre, quien se encontraba en el lecho de muerte
en los actuales momentos, y se aferraba angustiosamente a la vida esperando los
auxilios de fray Guzmán -que así se llamaba su confesor-, a quien Felipe
Delgado debería buscar con mucha urgencia; pues su padre no quería morir sino
como buen católico -esto es, libre de culpas. Tal el problema.
A
ese paso, hallábase el caminante en Churubamba, a unas diez cuadras de su casa,
y habiendo tardado más de lo debido -según estaba en su conciencia-, ello no
obstante, todavía no pensaba llegar al punto de destino. Extrañamente, se
resistía a tomar un auto, y, por alguna razón, en lugar de seguir la ruta
directa, había escogido un camino tortuoso. Estaba empapado de pies a cabeza;
abrigo no tenía, paraguas no usaba, y sombrero tampoco.
(p.11)
LIBROS
Novela: Felipe Delgado (1979); Los papeles de Narciso Lima Achá (1992).
Poesía: El escalpelo (1955); Muerte por el tacto (1957); Aniversario de una visión (1960); Visitante profundo (1964); El frío (1967); Recorrer esta distancia (1973); Obra
poética (1975); Bruckner / Las tinieblas
(1978); Al pasar un cometa (1982); La noche (1984); La piedra imán (1989); Café y
mosquitero (2000).
Narrativa: Imágenes paceñas (1979); Los cuartos (1985); Vidas y muertes (1986); Obras
inéditas (1996); Tocnolencias (2010).
Teatro: Obra dramática (2005).
Ensayo: El aparapita de La Paz (en
Rev. Vertical, 3-4, 1972).
Ref.-
L.H. Antezana: "Obra poética", Hipótesis, 1, marzo de 1977, 135-141;
L.H. Antenza, solapas de Felipe Delgado, 1980; S. Baciu, “J.S. poeta
surrealista”, UH/Semana, 04.12.1981, 9; M.F. Velasco, “Para escribir poesía, hay que hacer
poesía...”DL, 13.12.1979, 2; L. García P., “El mundo poético de J.S.”, PL,
18.08.1996, 15; J. Quirós, “Instantánea de J.S.”, PL, 31.08.1986, 1; S. Suárez
F., “Retrato de un poeta”, PL, 18.08.1996, 4; L.H. Antezana, contratapa de
Recorrer esta Distancia…, Edit. Intemperie, 1996; E. Blanco, J.S., el ángel
solitario y jubiloso de la noche, 1998, 68 pp; B. Wiethüchter, Diccionario
Histórico: II, 805; Blanco, 200 poetas, 2009, 60-61
COPYRIGHT:
Elías Blanco Mamani
MUY BUENO...PERO LO QUE ME PREOCUPA ES QUE NO SE ANALICE A LA CREATIVIDAD DE ZAENS EN TODA SU DIMENCION...NO PARTICULARMENTE LO LITERARIOS.
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