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miércoles, 11 de enero de 2017

PABLO DE ROCKA y Bolivia



ROKHA, Pablo de (Licantén, Chile, 1894 - 1968).- Poeta.
En agosto del año 2000, el historiador y periodista boliviano Mariano Baptista Gumucio presentó a la comunidad boliviana la segunda edición del libro Pensando en Bolivia, en que trae a la memoria a cuatro autores chilenos: Gabriela Mistral, Vicente Huidobro, Pablo Neruda y Pablo de Rokha, todos ellos reunidos para mostrar “los lazos de comprensión y fraternidad que unieron a artistas y escritores de Chile y Bolivia en décadas pasadas”, según anota el mismo autor en el prólogo. “De los cuatro autores -subraya Baptista- el único que conoció Bolivia y escribió un largo ensayo fue Pablo de Rokha, en 1947. Su visita coincidía con un momento particularmente dramático de la historia boliviana cuando acababa de caer de forma sangrienta el régimen de Villarroel y se establecía un precario gobierno de unidad nacional entre los grupos conservadores apoyados por la gran minería y el partido de izquierda  revolucionaria. En su peculiar estilo en el que las imágenes parecen atropellarse unas a otras como en el torrente de un río desbocado, de Rocka refleja su pasmo y desconcierto ante el sobrecogedor paisaje del altiplano boliviano y el hermetismo de su habitante”.
Un fragmento del ensayo, rotulado ‘El tema heroico de Bolivia’, al que se refiere Baptista, dice en una parte: “Es la delgadez absoluta, más que la finura, lo que define a esta arcaica gente ceñida, del altiplano boliviano. / Son como cuchillos, entre los tres filos del frío, y el quechua–aimara milenario y riguroso, arrasado por el castigo social del régimen, surge en el ciudadano de la República, pronunciando un castellano telúrico, con acentos precolombinos. La cultura lacustre, nevada, celeste, clara y alta del Titikaka, dejó su aspecto aborigen en el espíritu dramático de esta gran Asia cuadrada y mesopotámica, y la emoción democrática del boliviano, arde en nieve y sangre, desde más adentro de la historia, buscando su definición moderna en los antepasados, sin ir al imperio, sino a la familia popular, antiquísima. Un sol vertical obliga a la ciudadanía a cortar la verdad en blanco y negro porque, a tal altura, no existen las penumbras. Es la Meseta, entonces, otra y otra vez, la que está mandando, con dominio voluntarioso, a las zonas bajas de anticuado pastoreo virgiliano, son las zonas altas, mineras, o  de la agricultura difícil e industrializado, las que se imponen por la gran categoría de su conquista de cima a cima, a la vida agraria fácil y a la sensualidad emocional, por la ternura, blanda del bajío. La religión del sol bajo, no subió, y triunfó bajando después de la subida victoriosa y apretada de sus pabellones”.
Pablo de Rocka nació con el nombre de Carlos Díaz Loyola el 17 de octubre de 1894 en Licantén, provincia Curicó, en Chile. En 1917 publica su primer conjunto de poemas bajo el título de: Versos de infancia. Otros títulos de sus libros, son: Suramérica (1927); Satanás (1927), Cosmogonía (1927); Canto de trinchera (1933); Jesucristo (1933); Moisés (1937); Canto al ejército rojo (1944); Fuego negro (1953); Neruda y yo (1955); El amigo piedra. Autobiografía (1990). Esta su producción haría que con el tiempo se lo considere como uno de los poetas fundamentales de la literatura chilena del siglo XX. Autor de 38 voluminosos libros de poesía, tres obras de estética y varios ensayos.
Fue militante del Partido Comunista de Chile. En 1944 es designado como Embajador Cultural de Chile en América por el Presidente Juan Antonio Ríos. Es cuando inicia una gira por 19 países americanos. En 1965 recibió el Premio Nacional de Literatura. Sin embargo de los éxitos alcanzados, tras 73 años de fructífera existencia, se suicida de un balazo en la boca el 10 de septiembre de 1968.
El historiador Julio Leguizamón define a Rokha como una “figura desconcertante, funambulesca y original /…/, mezcla de poesía auténtica y emoción terrígena, cuando de egolatría gesticulante, locuacidad convulsiva y frustración expresiva de vastas agitaciones emocionales”.
El boliviano Pedro Shimose comenta brevemente su obra literaria en los siguientes términos: “Espíritu prometeico, temperamento anárquico, polemista. Su poesía volcánica, versicular y tempestuosa eliminó signos de puntuación, abordó temas políticos y abusó del gesto y del insulto. Su animadversión en contra de Neruda estimuló gran parte de su obra. Neruda y yo y Tercetos dantescos a Casiano Basualto constituyen prueba de su estilo virulento. A veces, su voz apocalíptica se apacigua y desciende, paradójicamente, de tono y adquiere acentos de ternura”.


FUENTES: M. Baptista, Pensando en Bolivia, 2000, 5 y 49-56; J. Leguizamón, Historia de la Literatura Hispanoamericana, t. II, 1945, 424; P. Shimose, Diccionario de autores iberoamericanos, 1982, 370-71; Naín Nomez, Epopeya de fuego, antología de Pablo de Rokha, 1995, 15-35

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