PARRA, Violeta (San Fabián,
Chile, 1917 – Santiago de Chile, 1967).- Cantante compositora, poeta, pintora,
escultora y ceramista.
Su
nombre completo fue Violeta del Carmen Parra Sandoval y nació el 4 de octubre
de 1917, en una modesta vivienda de la calle Robles 531 en San Carlos,
Provincia de Ñuble, localidad del sur de Chile. Nicanor Parra fue su padre,
profesor primario y Clarisa Sandoval, su madre. Violeta tuvo ocho hermanos, de
ellos destaca el poeta Nicanor. Su vena artística viene de su padre, quien fue
un folklorista notable de su región. “Ya
me voy, ya me voy para Bolivia…”,
así cantaba la célebre autora chilena Violeta Parra en 1966 cuando emprendió
viaje por tierra rumbo a La Paz,
en busca de su amor llamado Gilvert Favre, el músico de nacionalidad suiza
quien era parte del grupo ‘Los Jairas’, una de los grupos nacionales
folklóricos más famosos de entonces. Una historia de amor se había tejido en
aquellos años, cuyo desenlace desembocaría en el suicidio de la poeta chilena
el 5 de febrero de 1967 en la denominada ‘Carpa de La Reina’, a la edad de cuarenta
y nueva años.
Cargada
de ilusiones, Violeta al llegar a La
Paz se dirigió directamente a la Peña ‘Naira’ (en la calle
Sagárnaga) donde tenía su cuarto Favre. Allí estaba Pepe Ballón, el director de
la Peña, quien
acogió inicialmente a la artista. Transcurrirían así los días, bajó el signo de
un amor imposible por culpa de una de esas cosas raras que tiene la vida, que
sin embargo motivarían a Violeta componer en esas jornadas su canción ‘Gracias
a la vida’. Violeta conoció a Favre en París, Francia, en 1961, donde se
hicieron compañeros y formaron el grupo ‘Les Parra du Chili’.
De
retorno en Chile, Favre en circunstancias un tanto accidentadas se embarca a
principios de 1966 rumbo a Bolivia, atraído por su cultura y aquí se convierte
en activista de la Peña
‘Naira’ y quenista de ‘Los Jairas’. La llegada posterior de Violeta
fortalecería la naciente fama de la
Peña ‘Naira’ que tenía el mismo espíritu de la ‘Carpa de
Violeta’ en Santiago, en que se buscaba principalmente difundir la música
folklórica y las artes nacionales; además de dar conciertos musicales, en su
corta estadía en esta ciudad (algo más de dos meses), Violeta hizo dibujos con
la técnica del marcador sobre papel que luego expuso en la misma galería,
evento que fue recogido por algunos medios periodísticos paceños.
Un
capítulo valioso gestado por Violeta se dio cuando se encontró con Alfredo
Domínguez (hombre caracterizado como tímido), nuestro concertista de guitarra,
quien tras conocer, hablar y reflexionar con la artista chilena, fue motivado
no sólo a seguir con la guitarra sino a cantar. “Es que yo no soy cantor”, le había dicho Alfredo, a lo que refutó
Violeta: “…pero qué te importa!: lo que
tienes es una voz, cantas como tú eres; yo tampoco soy cantora, pero quiero
decir lo que yo escribo…”. Es la memoria que tiene del encuentro Gladys
Cortéz de Domínguez, quien además testimonia: “Ha sido capital el encuentro con la Violeta porque si no el Alfredo no hubiera
cantado nunca”, dice.
Hasta
que Violeta regresó sola a Chile. Con Violeta nació la denominada Nueva Canción
Latinoamericana; también nació un capítulo en la historia de la cultura
boliviana.
FUENTES:
Germán Arauz, “Galería Naira…”, La
Razón/Ventana, LP, 16.05.1993, 12-13; Nivardo Herrada,
“Domínguez o el hombre discreto”, Rev. Taquipacha, Nro. 4, Cbba, 1996, 72;
Diccionario Enciclopédico de las Letras, tomo 1, Edit. Ayacucho, Venezuela,
3641-44
FOTO: Violeta Parra junto a Gilvert Favre (de Los Jairas), por quien vino a Bolivia.
COPYRIGHT:
Elías Blanco Mamani / Museo del Aparapita
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